Me duelen los 129 despidos de El País. Me duelen por las excusas dadas, por cómo fue la negociación, por la gente que se va a la calle. Me duele por las mentiras dichas por Cebrián y por las medias verdades (las peores mentiras) escritas para sus lectores en una tribuna sin firma.

¿Recuerdan aquello de «no podemos seguir viviendo tan bien»? Si no lo recuerdan les digo que lo dijo Juan Luis Cebrián tras anunciar el ERE. También les recuerdo que eso lo dijo un señor que cobra más de ocho millones de euros anuales, que en 2011 cobró más de trece y que se acaba de subir los pluses que percibirá en 2012 en un 30 %.

Las medias verdades son todas las referidas a las circunstancias que vive el periodismo, la crisis de la publicidad y demás. Nada de eso es falso y, sin embargo, no del todo cierto. Pensemos que El País nunca dio pérdidas en sus 36 años de vida. Sólo ahora hay un previsión de pérdidas para este año.

Gráfico de benficios de El País. / elpaiscomite.blogspot.com
Gráfico de benficios de El País. / elpaiscomite.blogspot.com

En cuanto a las excusas, primero alegaron que iban a ser los profesionales mejor pagados, porque la media salarial de la plantilla era de 88.000 € anuales; después, dijeron que iban a ser los mayores de la redacción, ya que no estaban reciclados y no tenían un perfil digital. Finalmente, en esa tribuna sin firmar (titulada muy cínicamente A nuestros lectores) hablan de «demagogia populista», de «tendencias libertarias de muchos de quienes ocupan las redes sociales», de «la envidia y los celos de determinados profesionales que sobrevaloran su propia capacidad e influencia en el universo de las letras y el periodismo».

Por partes:

  • Para que salga esa media salarial de 88.000 € hay que incluir a todo el consejo de administración, no sólo a los trabajadores. Y resulta evidente que de los directivos no se le tocó un pelo a ninguno.
  • Ramón Lobo es un ejemplo de periodista mayor y sin perfil digital, ¿verdad? Total, sólo tiene un blog propio fuera del calor de su periódico (En la boca del lobo) y perfil en Twitter (@ramonlobo).
  • Sobre las «tendencias libertarias», no hay más que añadir. El País está diciendo que los despedidos son porque son incómodos. Y eso en mi pueblo se llama caza de brujas.

Hay algunos casos que no se ajustan a ese perfil, como los de Manuel Cuéllar (no polivalente [1] [2]Aitor Riveiro o Toño Fraguas (caro y poco apto en internet [1]).

No al ERE de El País

Finalmente los despidos serán de 20 días por año trabajado hasta un máximo de 12 meses, lo mínimo que establece la reforma laboral del PP que tanto criticó El País. La culpa es del comité, que rechazó la oferta de la empresa, dirán. Pero ocultarán que querían pagar en tres veces. No es que los trabajadores rechazasen la oferta de la empresa. Es que no se fían de ella.

De las formas mejor no hablar: por mail, un sábado por la tarde (con el agravante de que era puente en Madrid) y en el asunto del correo un número de expediente. Por no hacer,  ni siquiera se molestaron en personalizar el mensaje.

Entre los despedidos tengo amigos, conocidos, desconocidos a los que admiro y desconocidos a secas. Y los despidos me duelen por todos ellos, pero también por mí mismo. Porque donde más periodismo aprendí fue en la Escuela de El País. Allí fue donde gente como Miguel Ángel Bastenier o Joaquín Estefanía nos enseñaron qué es el periodismo de verdad y lo lejos que está de lo que vemos en las facultades. Y no entiendo que puedan echar a alguien por hacer lo que ellos mismos enseñan, como dice Manuel Cuéllar.

Es cierto que, como dice la tribuna sin firmar, El País no «pertenece a los redactores del diario, sino a sus lectores», pero, ¿qué van a ofrecer a los lectores si echan a gente de la valía de Yoldi o Carcar? ¿Qué sentido de pertenencia tendrán los lectores si prácticamente se desmantelan las redacciones de Galicia, Euskadi, Andalucía o Valencia y dejan diezmadas las de Barcelona y Madrid? Qué duda cabe de que aún queda gente valiosa en la redacción, pero ¿de verdad los lectores van a querer que les pertenezca lo que quede después de la limpia?

Sé que me dejo muchas cosas en el tintero, pero cada vez que trato de pensar con claridad sobre este tema me cabreo más de lo que es razonable.

Por último, un ejercicio, para los que me hayan soportado hasta aquí:

  • Lean el siguiente artículo: Contra toda esperanza.
  • Cambien el nombre de Iberia por el de El País.
  • Mediten.
  • Descubran que el autor es Joaquín Estefanía, ex director de El País.
  • Vuelvan a meditar.

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