A cinco días de las elecciones generales, ya podemos decir que estamos en la cuenta atrás. Como sucedía con los exámenes, lo que no hayas hecho hasta ahora, no lo harás a última hora. Y eso cuenta tanto para ganar como para perder.
Como ejemplo de lo primero pienso en las declaraciones en las que María Dolores de Cospedal asegura que «cuando Rajoy diga lo que hay que hacer». Escuchando a la número dos del PP me entra un miedo en el cuerpo que no puedo describir. Es cierto que van a ganar (¿alguien tiene alguna duda?), pero que, todavía en campaña diga «tenemos credibilidad y legitimidad para decir lo que hay que hacer, que es apretarse el cinturón» asusta. ¿Cómo que «tenemos credibilidad y legitimidad»? Credibilidad les queda muy poca, a ellos y al PSOE, y para tener legitimidad primero tienen que ganar la elección del domingo.
Para ilustrar el segundo caso, me vale el último anuncio del PSOE, en el que se ve a un hombre corriendo por el campo y que, pese al agotamiento, decide seguir corriendo. Y así es como veo yo al PSOE: agotado, desangrado tras dos legislaturas y con un candidato que sigue porque está feo rendirse a dos metros de la meta. Lo que pretende ser un anuncio motivador, a mí me sugiere todo lo contrario, por más que los mensajes de la voz en off insistan en que es una carrera por el futuro. Señores del PSOE o las cosas cambian mucho o cuando Rubalcaba llegue a la meta Rajoy ya estará duchado, encorbatado y fumándose uno de esos puros que tanto le gustan.