Ya está. Se aprobó la reforma constitucional o, dicho de otra forma se consumó la rendición de la democracia a los mercados, como decía ayer Iñaki Gabilondo. Todas las enmiendas fueron rechazadas con el rodillo del PP y el PSOE.
Así, el Congreso aprueba la reforma de la Constitución con 316 votos a favor y 5 en contra sin informar a la sociedad y sin contar con ella. Sin escuchar a los que nos quejamos ni a los que solicitamos un referéndum. Y consagrando el neoliberalismo en la constitución.
Como decía el otro día, yo soy cómplice de este reformazo por desidia, pero aún así quiero protestar contra esta clase política que pone los intereses mercantiles a los sociales; contra estos políticos profesionales que no están ahí para servir al pueblo que les eligió, sino a las empresas que les darán trabajo cuando dejen el Congreso; contra esos señores que hacen que dejemos de ser ciudadanos para ser súbditos, no ya de una monarquía, sino de los mercados.
Pero parece que aún quedan algunos políticos, si no honrados, sí al menos coherentes con lo que piensan. Junto a las oposiciones que esperadas (la Izquierda Unida de Gaspar Llamazares —y su «para lo que nos queda en el convento«—, BNG, ERC, ICV y Nafarroa Bai), llegaron las Antonio Gutiérrez, del PSOE, votó en contra, tal y como había anunciado, y la de tres compañeros suyos en el Congreso (Manuel de la Rocha, José Antonio Pérez Tapias y Juan Antonio Barrio), que no asistieron al pleno para manifestar su oposición sin romper la disciplina de partido.
Los miembros de BNG, ERC, ICV y Nafarroa Bai abandonaron el Congreso antes de la votación después de que Francisco Xesús Jorquera (BNG) y Uxue Barkos (Nafarroa Bai) retirasen las enmiendas presentadas como señal de protesta tanto en la forma, como en el fondo y, sobre todo, en el procedimiento.
Llamazares había anunciado que se ausentaría de la votación, pero finalmente decició acudir para oponerse a la tramitación de las enmiendas presentadas en el último minuto por PSOE y PP para buscar el acuerdo con CiU. Él mismo lo decía en Twitter después del pleno:
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Y, al final, como ya todos sabemos, la reforma se aprobó. Fue un mero trámite y las votaciones parecían más un paripé que otra cosa. Con el anuncio de Bono de que la reforma constitucional había pasado el filtro del Congreso, la cámara estalló en aplausos.
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Al final, ¿qué conclusiones podemos sacar? La primera es que Rosa Díez tenía razón cuando decía que PP y PSOE son lo mismo, tal y como dijo el otro día en el Congreso. La segunda, la dijo @rpicallo en Twitter:
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Así estamos y así nos va.