El periodismo es una profesión en la que siempre se escribe para otros. Esos «otros» presentan un perfil tan variado como la sociedad en general, por lo que lo fundamental (además de ceñirse a los hechos) es escribir claro. Partiendo de esta premisa, el periodista Jordi Pérez ha publicado el libro Cómo escribir claro (Universitat Oberta de Catalunya, 2011, 94 páginas) en el que, a modo de decálogo, enumera algunas formas para lograr una mejor expresión. Cada uno de los puntos del decálogo es un capítulo, que son:
- El lector manda.
- La cabeza, ordenada.
- Escribir no es fácil, tampoco es divertido.
- Hay que escribir, no demostrar que se sabe escribir.
- Para mejorar, hay que practicar.
- Si una palabra parece innecesaria, seguro que lo es.
- Si una palabra corta va bien, por qué poner una larga.
- La frase corta, la voz activa y afirmativa, el párrafo útil.
- El lenguaje debe ser definido, concreto.
- Releer, retocar, reescribir.
Francamente, pocas veces vi mi forma de entender el periodismo (aunque pueda discrepar ligeramente con la aplicación de algún punto) plasmada de una forma tan clara y concisa.
En mi opinión, lo más importante es que el periodista tiene que ser consiciente de que no escribe para otros periodistas o para entendidos en el tema, ni tan siquiera para gente acostumbrada a leer. Creo que esta idea general engloba los cuatro primeros puntos.
El quinto y el décimo punto van de la mano: releer, retocar y reescribir implican un ejercicio continuo y, ambas prácticas, llevan a mejorar nuestra redacción.
Los puntos del sexto al noveno, ambos inclusive, podrían ser el resumen de las prácticas que teníamos en el máster de El País, donde, después de redactar una noticia, teníamos que podarla una y otra vez hasta dejarla casi desnuda.
Si tuviese que resumir el libro en una sola idea me remitiría a aquella frase de Albert Einstein.