El PP arrasa y el PSOE se descalabra. Ese podría ser el titular a la vista de los escaños logrados por uno y otro partido y la diferencia respecto de los obtenidos en 2008. Pero si vamos un poco más allá y nos fijamos en el número de votos, vemos que no es que el PP arrase («sólo» creció en 552.683 votos), es que el descalabro del PSOE es mayúsculo (perdió la friolera de 4.315.455 votantes). Entonces, ¿cómo se explica que un «pequeño» aumento de votos lleve a un aumento tan grande de los escaños?
Este rendimiento de los votos del Partido Popular se debe, fundamentalmente, a dos factores:
- El sistema electoral que tenemos, que beneficia a los partidos mayoritarios, perjudica a los pequeños nacionales y apenas afecta a los nacionalistas. Nuño Rodrigo lo explica perfectamente en su blog en Cinco Días.
- El aumento de la abstención y de los votos en blanco y nulos, que pasaron de 9.624.495 a 10.361.756, lo que supone algo más del 30 % del censo. ¿Cuánto supone ese 30 % en el pastel electoral? Esto:
Los resultados electorales demuestran que los votos no valen lo mismo, y que su valor varía en función de la circunscripción. Así, el voto en Melilla, donde un escaño «cuesta» 16.820 votos, tiene más valor que uno emitido en Madrid (72.385), Lugo (35.207) o Cuenca (30.865). [Puedes comprobar cuánto vale tu voto en #AritmÉtica20N].
En lainformación.com elaboraron una infografía en al que se puede ver cómo estaría conformado el Parlamento con un sistema sin circunscripciones. Además de la entrada en el Congreso de fuerzas como el PACMA, Escaños en blanco o PxC (sí, el del xenófobo Josep Anglada) y el aumento de los partidos nacionales pequeños (sobre todo UPyD e Izquierda Unida), llama la atención que el PP no habría conseguido la mayoría absoluta.
Y así están las cosas. Es cierto que hay una confianza mayoritaria al PP (¿o un castigo excesivo al PSOE?), pero no es suficientemente representativa para justificar esa apisonadora que tendrá el Partido Popular en el congreso.
¿Y el Senado? Bien, gracias.