Lo que entendemos en la actualidad por dictadura es lo que viene recogido en la tercera acepción de la RAE:
Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país.
Además, todos le añadimos connotaciones negativas como ausencia de libertades, opresión, injusticia, etcétera. También asociamos a la dictadura una prolongación indefinida en el tiempo y un advenimiento violento (normalmente tras una guerra civil o una revolución más o menos sangrienta).
Sin embargo, no siempre fue así. En la antigua Roma, de donde viene el término, la dictadura tenía unos componentes muy distintos:
- La concedían los cónsules en virtud de una orden del Senado.
- Tenía una duración máxima de seis meses.
- Sólo se establecía en momentos de crisis (por ejemplo, las Guerras Púnicas).
- Y, al final del mandato, el dictador podía ser juzgado y condenado por sus posibles desmanes.
Este es el modelo ideal de dictadura que podría aplicarse a la situación actual de Egipto:
- El poder no lo concedieron los cónsules (no existen), pero sí el pueblo.
- La cúpula militar egipcia afirma que dejará el poder en seis meses.
- Se ha establecido en un momento de crisis en el que se ha generado un vacío de poder con la dimisión de Mubarak.
- Esperemos a ver si se producen abusos de poder por parte de los militares para comprobar si hay juicios y condenas por ellos.
Claro que las dictaduras romanas no siempre cumplieron sus propios requisitos. Lucio Cornelio Sila, por ejemplo, excedió con mucho el límite de seis meses establecido para el cargo (fue ilimitada, hasta que renunció voluntariamente); Cayo Julio César también disfrutó de una serie de prórrogas hasta que fue nombrado dictador vitalicio, cargo que ostentó hasta su asesinato.
Y este es el temor que tengo para Egipto: que los militares utilicen su posición de poder para pasar de un modelo de dictadura romana clásica a un modelo de dictadura tal y como la entendemos en la actualidad.