Es curioso como una y otra vez volvemos al pasado. Dan igual todos los adelantos de que disfrutamos, los avances técnicos que nos rodean, las mejoras en las herramientas que utilizamos… Lo antiguo (o retro o vintage) es moderno.
Desde hace ya cierto tiempo, vuelven a venderse música en discos de vinilo, aún cuando podemos disponer de casi cualquier canción en formato digital. Con la fotografía pasa lo mismo: las cámaras digitales cada vez son mejores y las lentes ofrecen una nitidez nunca vista, pero cogemos los móviles y hacemos las fotos con Hipstamatic o las pasamos por Instagram. Incluso en la decoración parece que el papel de pared vuelve a ser tendencia.
Es algo que sucede en todos los campos y, por supuesto, el diseño gráfico y la tipografía no son ajenos a ello. Cada vez veo más cursos de caligrafía; más diseños a pluma, pincel o tiza; más trabajos realizados con máquinas y técnicas tradicionales… ¡si incluso se rodó un documental sobre la linotipia!
Un ejemplo es la Arcano Type, que ilustra esta entrada: una tipografía diseñada utilizando tinta china en papel caligráfico japonés y que, a mí, me hace pensar en el Barroco italiano. Pero hay más: Aria está inspirada en la rotulación de un cuadro del siglo XIX; Cassanet no lleva directamente al periodo de entreguerras recordando el «Dubo… Dubon… Dubonnet» que anunciaba un vino; o los carteles de superhéroes al estilo de los años 30 que publicaba el otro día.
Tal vez sea que nos rendimos a la nostalgia, a la percepción de que los días despreocupados de nuestra infancia fueron los más felices de nuestra vida y queramos recuperarlos, aunque sólo sea a través de objetos que nos lleven de nuevo a los años de nuestra infancia o incluso más allá.
Volvemos a tiempos pasados como cuando la Inglaterra victoriana quiso revivir el espíritu medieval en el diseño. Y me encanta.