Recientemente, en Clases de periodismo publicaban una entrada titulada Los medios no utilizan Twitter para construir comunidad que me recordó una conversación que mantuve con @sayalero por Twitter sobre cómo la red de microblogging era utilizada por los medios de comunicación.
En ella comentábamos que Twitter estaba pensado para compartir y conversar, pero que la mayoría de los medios no entendían esa concepción y que se limitaban a vomitar contenido. Aunque, como preguntaba @sayalero, «¿cuántas cosas en internet siguen teniendo la función con las que se pensaron?» (ver tuit) y que «una vez que pones algo en la web no importa tu punto de vista sino como lo van a recibir el resto y como lo va a reutilizar» (ver tuit).
El problema, tal y como lo veo (y creo que @sayalero concuerda conmigo), es que los medios usan Twitter como una valla publicitaria o como una fuente de noticias que se hagan eco de los hashtags de moda (en plan «miren ustedes qué modernos somos, que damos cabida a esta gente de Twitter»).
En plena conversación, mi interlocutor me pasó la noticia BBC Mundo también cambia en Twitter en la que la gente de la BBC nos explica que usarán la cuenta @bbcmundo_ultimo para emitir información y @bbcmundo para publicar «una selección de lo mejor de nuestro contenido» y para mantener una «conversación global».
Ese es precisamente el objeto que le veo a Twitter y que creo que debería regir las cuentas de los medios de comunicación. Sí, es una tarea titánica (por poner cuatro ejemplos: @rtve tiene más de 67.000 seguidores; @el_pais, supera los 488.000; @elmundoes, está en más de 263.000; @lavozdegalicia, está próximo a los 7.000); sí, se requiere personal que conozca el medio y la herramienta; y, sí, se necesita muchísimo tiempo.
Si entras en internet es con todas las consecuencias y, la primera, es asumir que se acabó la unidireccionalidad del periodismo tradicional. Ahora el consumidor de información responde en tiempo real, exige respuestas y puede crear una cadena de malas reacciones si no respondes a las expectativas creadas (pensad que yo, que no tengo muchos seguidores en Twitter, tengo 440; aunque sólo me hiciesen caso el 10 %, ya habría 44 personas que podrían transmitir mi malestar a sus followers), con la consiguiente merma de reputación.
Nadie dijo que fuese fácil, ¿verdad?, pero, ya que estamos, hagámoslo bien.
Yo creo que en los medios sí son conscientes de la importancia de ese diálogo (al menos, desde mi experiencia, sí lo son), pero no se dan cuenta de la cantidad de tiempo, de personal y de dedicación que requiere. Pero también creo que es cuestión de tiempo: no hace tanto que despegó realmente Twitter.
Twitter salió en 2006 (creo), yo tengo cuenta desde 2007, ElPaís.com desde el 6 de agosto de 2007. Es cierto que es joven, pero en internet cuatro o cinco años es un mundo.
Me consta que los medios son conscientes de la necesidad, de ahí que tengan las cuentas creadas y en uso, pero ni son conscientes de lo que supone Twitter y lo ven como una fuente de tráfico residual (por no hablar de la «necesidad» de estar presente en todas las redes posibles, por temor a ser los únicos que se queden fuera).