Evidentemente no me refiero a los hechos en sí. Vi suficientes vídeos y leí suficientes tuits y comentarios como para poder asegurar que sé lo que está pasando en Madrid. Lo que me gustaría saber es qué es cómo hemos llegado a este punto. Así que, para tratar de arrojar algo de luz (al menos para mí) voy a repasar los hechos una vez más.
NOTA: Esta entrada es más un ejercicio personal que un análisis exhaustivo de los hechos previos y actuales.
Índice
Antecedentes hasta 2010
Como todos sabemos, llevamos bastante tiempo atravesando una de las crisis económicas más graves de la historia. Esta crisis viene provocada por la compra de productos financieros de dudosa rentabilidad con afán especulativo. Aunque Leopoldo Abadía lo explica mejor que yo:
Esta crisis provocó una caída de los mercados y que el gobierno corriese al rescate de los bancos que, decían, necesitaban ayudas estatales para no arruinarse. Las entidades financieras recibieron ese dinero, teóricamente destinado al crédito, despidieron a parte de sus empleados y subieron los sueldos y las primas de sus directivos.
Paralelamente, ese mismo gobierno que acababa de rescatar a los bancos, comenzó a recibir presiones de la Unión Europea y del FMI para que hiciese recortes en el gasto público. Estos recortes recayeron en la educación y la igualdad, por ejemplo. Pero no era suficientes. Así que el gobierno decidió iniciar una reforma laboral y otra del sistema de pensiones.
Los sindicatos convocaron una huelga general para el 29 de septiembre de 2010. Sin embargo, las reformas del gobierno de Zapatero siguieron adelante.
A finales de año Anonymous entra en nuestras vidas con un manifiesto inquietante (pero que llega a mucha gente) y una imagen característica: la máscara de Guy Fawkes que aparece en la novela gráfica y en la película V de Vendetta.
Enero a julio de 2011
En febrero comenzó el movimiento #nolesvotes con la intención, no de fomentar la abstención, sino de tratar de regenerar la política fomentando el pluralismo político y condenando el bipartidismo.
Se comenzaron varias campañas en internet, especialmente en Twitter que tuvieron su culmen en la «conversión» de Álex de la Iglesia, entonces presidente de la Academia de Cine, de defensor de la industria a defensor de los consumidores. Su discurso en la gala de los Goya es de los que hay que ver de vez en cuando:
- A la carta
- > Premios Goya
- > Discurso de Álex de la Iglesia en los Goya: «Internet es la salvación de nuestro cine»
Uno de los catalizadores de este movimiento, fue el de la aprobación de la Ley de Economía Sostenible, conocida como Ley Sinde, el 4 de marzo, que permite el cierre de webs sin orden judicial y con un procedimiento legal similar al empleado en casos de terrorismo.
Todos estos factores fueron sumándose en las redes sociales y terminaron desembocando en la creación de la plataforma Democracia Real Ya, que exigía una regeneración democrática completa. Lo más sorprendente de esto, al menos para mí, fue la continuidad que tuvo, dado que en internet todos estos movimientos suelen ser bastante efímeros.
El 15 de mayo se convocó a través de las redes sociales una manifestación con el objetivo de hacer ver al gobierno y al resto de los partidos el hartazgo de una gran parte de la sociedad. Miles de personas salieron a la calle en una protesta firme pero con un ambiente festivo que acabó con una carga policial cuando los manifestantes cortaron la Gran Vía madrileña.
Desde esa misma noche, un grupo de manifestantes decidieron acampar en Sol, aunque fueron desalojados por la Policía Nacional la madrugada del 17, como se puede ver en este vídeo de Miguel Campos:
El día 22 eran las elecciones municipales y autonómicas y mucha gente decidió ocupar Sol durante la jornada de reflexión. Esta concetración fue prohibida por la Junta Electoral Central con una alegación tan peregrina como la siguiente:
La petición del voto responsable puede afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto.
Pasaron las elecciones y no pareció que el #nolesvotes hubiese calado en la sociedad, más allá de los que vivimos permanentemente conectados a internet.
Después llegó el brutal desalojo de la #acampadabcn por parte de los Mossos d’Esquadra a las órdenes de Felip Puig con la débil justificación de una posible celebración del Barcelona. Mientras, en Sol, seguía la acampada sin que nadie se atreviese a desalojar la plaza.
Incluso iba a llegar más gente: varias marchas recorrieron España entera con destino a Madrid, donde llegaron en el mes de julio.
Camacho sustituye a Rubalcaba al frente de Interior
El mes de julio estuvo marcado por la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del Ministerio de Interior para ocuparse de sus tareas como candidato del PSOE a las elecciones del 20N.
En su lugar llegó Antonio Camacho y todo pareció torcerse definitivamente: El desalojo definitivo de la #acampadasol, el desaolojo de la acampada del paseo del Prado (donde se congregaron los miembros de las marchas indignadas) y un endurecimiento de las medidas tomadas por la Policía Nacional a la hora de cumplir con sus órdenes.
Y en estas llegó la JMJ. La Jornada Mundial de la Juventud llenó Madrid de ciudadanos de todo el mundo que, de repente, tenían más privilegios y ventajas que los que residen habitualmente en la capital.
Se convocó una manifestación laica que exigía la separación efectiva de la iglesia y el estado y que acabó como el rosario de la aurora. Al día siguiente se convocó una concentración para rechazar la violencia y acabó todavía peor.
AÑADIDO: Por supuesto, no podemos olvidarnos de la influencia de la primavera árabe y de la revuelta griega en el cambio de actitud de los españoles.
Reflexión personal
No quiero cargar las tintas contra Antonio Camacho, pero me da la impresión de que, desde que llegó las medidas policiales han ido endureciéndose cada vez más. Me niego a creer que un ministro socialista al frente de un ministerio tan delicado como Interior sea capaz de ordenar este tipo de acciones, pero me cuesta porque, siempre que leo su nombre, me acuerdo de este vídeo:
La otra opción que se me ocurre es que la actitud del Ministerio de Interior esté orientada a mostrarnos lo bueno que era Rubalcaba como ministro y a que votemos por él en las próximas elecciones.
Sea como fuere, aunque los medios sean muy diferentes, la actitud es la misma que tenían los «grises» cuando dispersaban las manifestaciones estudiantiles en los últimos años del franquismo. De aquello hace unos 35 años. 35 años de democracia, de avances sociales y, aún así, han cambiado muy pocas cosas.