Decía mi abuela paterna que, para saber cómo iba a ser el clima a lo largo del año, había que fijarse en los doce primeros días del año (sortes). Así, el tiempo que hiciese el día 2 de enero, por ejemplo, sería el equivalente al del mes de febrero; el 3 sería marzo; el 4, abril; y así sucesivamente. Para confirmar o contradecir esas «predicciones naturales» estaban las resortes, que son los días 13 a 24 de enero y que funcionarían igual que las sortes.
La duda que me asaltó siempre es qué pasa con los días 1 y 13, correspondientes al mes de enero, que deberían contener todas las variedades climáticas que se fuesen a dar a lo largo del año (lluvia, nieve, hielo, viento, sol…) para poder ser fiables.