Llego desde un tuit de @periodistas a ¿Escritores y periodistas?, de Álex Ramírez-Arballo, y, sólo con leer la primera frase («Verdaderamente creo que el periodismo es un género literario») me retrotraigo a mi época de estudiante de periodismo. Entonces, leí un libro de Manuel Rivas titulado El periodismo es un cuento (Alfaguara, 1998). 

El periodismo es un cuento, de Manuel Rivas

El libro tendría que ser de obligada lectura en todas las facultades de periodismo, por lo bien escrito que está y porque muestra que los reportajes bien escritos (incluso adjetivados y, en ocasiones, casi novelados) no dejan de ser reportajes. Pero sobre todo por el prólogo. Es una magnífica demostración de que el periodismo va más allá del hecho de repetir declaraciones o contar hechos desapasionadamente y que la literatura no tiene por qué transcurrir fuera del mundo real.

Es cierto que ninguno de los reportajes que firma Manuel Rivas en este libro es sobre temas áridos como la política o la economía. Es cierto que todos son temas de los (mal) llamados «humanos» que permiten cierto lirismo (embarcado en el Gran Sol, la desaparición de una niña autista en el monte, la silicosis entre los mineros asturianos). Pero siguen sirviendo como ejemplo de cómo se puede hacer un buen reportaje utilizando recursos y lenguaje literarios.

En la entrada de Ramírez-Arballo se puede leer:

Le propongo un ejercicio, querido lector; vaya hacia una hemeroteca y comience a leer los periódicos de hace diez, veinte o treinta años. No le será difícil, estoy seguro, darse cuenta de que los periodistas de antaño solían ser mejores escritores.

¿Por qué hay una merma en la calidad del periodismo? En el siglo XIX hubo periodistas enormes (muchos de ellos, además, escritores). Y lo mismo en el siglo XX. ¿Por qué ahora parece no haberlos? Al igual que el autor de la entrada citada, yo tampoco tengo las respuestas, pero creo que se puede achacar a que vivimos en un mundo donde lo que prima es la inmediatez. De este modo, el periodista no tiene el sosiego ni la tregua para poder elaborar mejor sus textos.

Otra posible causa es la banalización de la profesión. En noticias, el deporte y el corazón priman sobre temás más serios; los reportajes tienden a ser frívolos y superficiales, cuando no abiertamente obscenos (no en el sentido pornográfico de la palabra); las entrevistas son más de promoción que de interés.

Para terminar quiero traer otra frase de Ramírez-Arballo con la que comulgo:

Lo digo de una vez: para mí hay solamente buenos y malos escritores; escritores que escriben en la prensa y aquellos otros que no. Así de simple.

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