Sé, porque hice la prueba, que para la mayoría de la gente hablar de Xosé Seivane es como hablar de un cualquiera. Sin embargo, Seivane, o vello, supone mucho para la música gallega. Y no sólo por ser el abuelo de Susana Seivane. Su trabajo en la recuperación de la gaita nunca será suficientemente reconocida. 

Xosé Manuel Seivane Rivas fotografía de La Opinión A Coruña publicada en El faro de Vigo

Desde que a los 13 años recibió su primera gaita, su vida ya nunca se separó de ellas. A los 18 años montó su primer obradoiro en Ribeira de Piquín, donde vivió y trabajó hasta 1997. Después se mudó a Cambre, donde crearon el taller Seivane.

Su formación de músico y de artesano fue autodidacta, con la ayuda de su padre, ebanista, y de su madre, que le hizo llegar las canciones de otros músicos ya desaparecidos como Curuxeiras, López de Baltar o Francisco do Crego. Sin embargo llegó a dominar ambas artes, como se puede comprobar en la aportación que hace al disco Alma de buxo, que su nieta publicó en 2001 y que podéis escuchar a continuación:

Dicen que era el fabricante de gaitas más famoso del mundo y puede que sea cierto. El caso es que sus gaitas, y las del taller que desde hace unos años llevan sus hijos, son de las más reconocidas y cotizadas del mercado. A Cambre se acercan gentes de todo el planeta en busca de sus instrumentos que, como bien dijo en una entrevista a El Progreso de Lugo, «son el símbolo de Galicia«.

Con él se va una figura muy importante de la cultura gallega. Puede que no sea equiparable a Isaac Díaz Pardo, pero es probable que sin su impulso la música tradicional gallega no tuviese el reconocimiento que tiene ahora mismo.

Dejar un comentario

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.