En el año 395 el emperador Teodosio El Grande dividió el Imperio Romano entre sus dos hijos. Fue el punto culminante de la crisis social, espiritual y política que sufría el Imperio. Uno de los ejes de esos conflictos espirituales fue la herejía de Prisciliano dentro de una iglesia que todavía no se había consolidado.
Índice
Contexto
En el siglo IV el cristianismo todavía estaba estableciéndose. A lo largo de la centuria el Imperio pasó de perseguir a los cristianos (la última gran persecución fue la de Diocleciano, de 303 a 311) a adoptar el cristianismo como religión oficial del estado (Teodosio, en 380).
Aunque la religión iba ganando fieles poco a poco, el corpus de fe no estaba plenamente cerrado. Este cristianismo, todavía no institucionalizado, estaba sometido a constantes debates. En esta coyuntura, surgían corrientes e interpretaciones nuevas, como la de Arrio, una de las más conocidas.
El edicto de Constantino (313) y los concilios de Nicomedia (328) y el Primero de Nicea (325) conformaron una ortodoxia que serviría como dogma. Además de fijar la fe, estos concilios y las decisiones tomadas en ellos servían para afianzar la estructura y el poder de la iglesia. Lo que implicaba juzgar las desviaciones de la ortodoxia para acallar cualquier oposición interna.
En este punto de la historia aparece Prisciliano.
¿Quién era Prisciliano?
Las fuentes son escasas o poco fiables, por lo que el Prisciliano hombre está mezclado con el mito. Se cree que nació en torno al 340 en la provincia de Gallaecia y hay quien dice que nació en Iria Flavia1Pepe Monteserín, cronista oficial de Pravia (Asturias) (Padrón, A Coruña). Sin embargo, no hay pruebas que sustenten esta afirmación y más bien son conjecturas.
También se cree que era de familia acomodada, ya que Prisciliano vivió y estudió en Burdeos. En esta ciudad francesa entró en contacto con el gnosticismo y otras corrientes que buscaban una vuelta a los orígenes de la iglesia. La teoría más extendida dice que, a partir de ese punto, dejó su vida acomodada para predicar una más sencilla.
Así, en torno a 375, Prisciliano comenzó a predicar una doctrina basada en la pobreza por toda Hispania y parte de Galia. Cinco años más tarde fue nombrado obispo de Ávila, de forma que sus enseñanzas tuvieron mayor proyección. Esta elección no gustó a otros obispos que lo acusaron de herexía, aunque el xuizo fue por inmoralidad y magia.
En 385 fue decapitado en Tréveris (actual Alemaña) y lanzado desde la Porta Nigra junto con cuatro discípulos.
El priscilianismo
A pesar de ser catalogado como herejía no Concilio de Braga (561) y de ser la primera perseguida como tal, el corpus ideológico del priscilianismo no se conoce en detalle.
Sabemos de la vertiente gnóstica y de la vía de pobreza apuntadas más arriba. También que propugnaba un retorno a los orígenes de la iglesia. Sin embargo, lo más importante es que negaba la Trinidad y favorecía la libre interpretación de la Biblia, incluidos los textos apócrifos (con la ayuda del Espíritu Santo, claro).
La mujer era importante dentro del priscilianismo. Tenía permitido participar activamente en la vida religiosa e incluso escribir. Ese fue el caso de Egeria, monja de Gallaecia, autora del libro Itinerarium ad Loca Santa (Viaje a los Lugares Sagrados) y, según alguna teoría, mujer de Prisciliano.
El priscilianismo rechazaba la esclavitud, recomendaba el celibato (aunque no prohibía el matrimonio de religiosos) e proponía ayunos y la abstinencia del alcohol.
Todo este conjunto de ideas chocaban de frente con la iglesia en proceso de construcción, lo que terminaría en el juicio y la condena ya mencionados.
El priscilianismo sobrevivió a la muerte de su fundador en muchas zonas, especialmente en la actual Galicia. Su presencia en el noroeste peninsular en los primeros años del siglo V era muy importante. Tanto que los suevos, a su llegada (409-410), adoptaron el priscilianismo como elemento de cohesión social y factor diferenciador con el resto de Hispania.
La presencia del priscilianismo se mantuvo hasta el Segundo Concilio de Braga (572), casi dos siglos después de la muerte de su fundador.
Prisciliano y el Camino de Santiago
Cuenta Sulpicio Severo (363 – c. 425) que en 389 los discípulos de Prisciliano llevaron su cuerpo desde Gallia Germanica hasta Gallaecia. Allí fue enerrado en un lugar desconocido.
Una leyenda sin referente histórico cuenta que ese viaje fue el origen del Camino de Santiago. Incluso hay quien dice que el cuerpo de la catedral de Compostela no es el del apóstol Santiago, sino el de Prisciliano. La teoría inicial la publicó el hagiógrafo francés Louis Duchesne en la revista Annales du Midi. Más tarde, Sánchez-Albornoz y Unamuno darán un impulso a esta hipótesis como alternativa a la tradición católica.
Monseñor Guerra Campos, por su parte, descarta esa teoría y propone otro lugar de enterramiento: Os Martores (Pontevedra). Se basa en dos puntos que pueden ser circunstanciales. Por una parte, en la ermita de San Mamede hay tres sarcófagos del siglo IV. Por otra, la ermita está en Os Martores (deturpación de Os Mártires), que es le único topónimo de este tipo en toda Galicia.
Una tercera teoría sitúa el enterramiento de Prisciliano en Santalla de Bóveda (Lugo).
Puedes leer este texto en gallego: Prisciliano, un heresiarca na Gallaecia.
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