Tenemos leyes que garantizan nuestra libertad religiosa o de expresión y se nos llena la boca cuando hablamos de ellas. Tenemos cuerpos policiales y judiciales encargados de velar por su cumplimiento. Tenemos grandes palabras, decorados, políticos y periodistas que se encargan de recordárnoslo constantemente. Pero la libertad va mucho más allá de todo eso.
La libertad consiste en, como decía Jesús Eguiguren al final del programa Reiniciando Euskadi, de laSexta, ir a tomar una caña a la parte vieja de San Sebastián. Y en hacerlo sin escolta y sin miedo.
La libertad se esconde en los pequeños actos cotidianos que hacemos o dejamos de hacer sin darnos cuenta, independientemente de que estén o no protegidos por una constitución o una ley concreta.
Por eso, en cierto modo, la libertad es como la luz. Nos rodea, nos inunda incluso, y sólo la echamos de menos cuando no la tenemos. El jueves por la tarde, se volvió a encender la luz en Euskadi.