El 10 de junio de 1944 los ojos del mundo estaban puestos en un rincón de la costa francesa donde se libraba la Batalla de Normandía, pero a 500 kilómetros del fronte occidental tenía lugar uno de los hechos más trágicos de la II Guerra Mundial.
En ese momento, Oradur-sur-Glane es un pequeño pueblo rodeado de tierras de labor en la región de Lemosín, a unos 25 kilómetros al noroeste de Limoges. No tiene valor estratégico y está fuera de las rutas que llevan a Normandía. Con algo menos de 1600 habitantes y una iglesia es, en definitiva, un lugar como tantos otros del interior de Francia.
Sin embargo, en la zona de Lemosín había mucha actividad de la Resistencia. El 5 de junio, víspera del desembarco de Normandía, el comandante de la Das Reich (una unidad de las SS-Waffen), Heinz Lammerding, ya había propuesto medidas represivas contra la población y presentarlas como consecuencia de las actividades de la Resistencia.
Dos días después del memorando de Lammerding y coordinado con el ataque aliado, comenzó el hostigamiento a los nazis en el Lemosín. Durante los días 7, 8 y 9 de junio muchos soldados alemanes murieron a manos de los insurgentes franceses. Las represalias nazis no tardaron en hacerse sentir por toda a región, pero la más sangrienta fue la del 10 de junio en Oradur-sur-Glane.
Ese día el pueblo estaba atestado de gente. Había visita médica para los niños y reparto de tabaco, además de los visitantes de fin de semana. Los restaurantes estaban atestados. Todo era normal, hasta la llegada de la Das Reich.
A las 14.15 aparece una columna de vehículos militares con 150 soldados y dos blindados por la carretera de Limoges. Los nazis ordenan al tambour de ville (el pregonero) que convoque a los habitantes en la plaza del mercado para una inspección de documentos.
En apenas veinte minutos la plaza está llena. Otto Dickman, que comandaba la operación, acusa al pueblo de ser un depósito de armas para la guerrilla y exige al alcalde que le entregue treinta rehenes. El alcalde niega las acusaciones y se ofrece él mismo como rehén.
La matanza
Los alemanes ordenar separar al grupo en dos. Por un lado, los homes fueron llevados fuera del pueblo. Por otro, las muleres y los niños fueron metidos en la iglesia.
Una granada de humo estalló dentro del templo. El pánico se apoderó de los cautivos y los miembros de la Das Reich dispararon hasta matar a todos los que estaban dentro de la iglesia. Al mismo tiempo, los soldados que llevaban a los hombres hacia los graneros donde iban a ser encerrados, los acribillaron y los mataron. En total, fueron asesinadas 643 personas.
Durante los días siguientes, los nazis se dedicaron a echar cal viva a los cuerpos y a quemar todos los edificios del pueblo hasta su partida definitiva al frente normando.
Poco después, la revista Time recogió la historia de la matanza, identificó al regimiento responsable y planteó la hipótesis de una posible confusión entre Oradour-sur-Glane y Oradour-sur-Vayres, a unos 30 kilómetros al sudeste, donde sí había un depósito de armas maquis.
Oradour-sur-Glane sigue tal y como lo dejaron los nazis como recuerdo del horror y de la barbarie. Hoy está deshabitado.
También puedes leer este texto en gallego: A matanza de Oradur-sur-Glane.
¡Qué historia! Y al mismo tiempo, ¡qué horror!
Al ver las fotos pienso que, sin la historia, parecería un pueblo abandonado sin más, con ella, el paisaje cambia completamente, e impresiona.
También me ha recordado que el otro día, viendo el asalto al Capitolio, con toda esa gente armada, pensaba justo eso. Que tú vives tranquilamente y de pronto un loco arenga a una banda de insatisfechos que culpan de sus desgracias a aquellos que son diferentes a ellos y quién sabe si eso puede acabar en una guerra, o en una matanza. Como esta, por ejemplo.
Es un historión, la verdad. Y el pueblo, dentro de que está abandonado, está cuidado (por lo que vi en las fotos, que nunca estuve allí), así que está como estaba en el 44 y no se arruinó de todo.